Uno de los dolores más comunes en nuestra sociedad es la herida del abandono. Este tipo de ansiedad surge por experiencias dolorosas o traumáticas como abuso, violencia, la pérdida de un ser querido o abandono de una figura materna o paterna. Incluso al ser engañado o traicionado.
Hay muchas personas que no supieron cómo amar y causaron esta herida. Tal vez porque ellos a su vez sufrieron algún trauma.
Tal vez no decidimos la experiencia que nos tocó, pero sí podemos decidir qué hacer con ella. La meta es sanar nuestros dolores y no convertirnos en aquello que nos hirió. La única manera de sanar, es aceptar y observar de cerca nuestra herida. Hay que buscar ser conscientes, darnos cuenta de los patrones y poco a poco actuar diferente.
Estos 7 posibles comportamientos te ayudarán a observarte para crear cambios:
- Tienes inseguridad
Sientes que las personas cercanas a ti se hartaran y se irán. Alguien de tu pasado salió de tu vida y falsamente creíste que era tu culpa por no ser digno de ser amado. Ahora sufres de inseguridades y crees que no eres suficiente para recibir amor. Que alguien no sepa amar por sus propios dolores no quiere decir que no seas suficiente. ¡Ya lo eres!
- Complaces a las personas
Constantemente buscas impresionar y cumplir las expectativas de los demás. Sueles poner sus necesidades sobre las tuyas. En las relaciones necesitas constante atención y reafirmación. Hay co-dependencia. No necesitas dar todo el tiempo para que te amen o no se vayan de tu vida. Está bien recibir también.
- Te quedas en relaciones que no son sanas
Sueles gravitar hacia las personas incorrectas y te quedas con personas que en el fondo sabes que son malas para ti. Hay que entender que nos gusta lo familiar y buscamos recrear los sentimientos que vivimos de niños. Por eso nos atrae gente que tal vez no nos trata bien.
- Te cuesta trabajo confiar en otras personas
Sueles tener constante sospecha, celos y buscas control. Aunque las cosas estén bien, tu mente está en alerta sobre lo que podría salir mal y cómo te podrían hacer daño.
- Miedo a ser vulnerable
Cuando las relaciones se vuelven muy cercanas se te dificulta. Te incomoda abrirte y tener momentos de honestidad o intimidad emocional. Tienes miedo al compromiso y alejas a las personas cuando empiezan a importarte. Saboteas relaciones con tus acciones o actúas indiferente cuando en realidad si te importa
- Siempre buscas razones para irte
Tus expectativas son muy altas y todo el tiempo te fijas en los defectos. Usas cualquier aspecto como excusa para irte, en vez de querer a las personas por sus sombras también. Sientes que te van a decepcionar y prefieres irte antes de que lo hagan.
- Sigues adelante muy rápido en las relaciones
En vez de formar conexiones largas y profundas, tienes relaciones cortas una tras otra. La nueva relación te distrae. La soledad te forzaría a confrontar los problemas personales que has reprimido.
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